Desconectar en la naturaleza

Un día especial comienza temprano. Permitirse un baño de bosque y dejarse envolver por su esencia. Se trata de una experiencia contemplativa que nos ayuda a desconectar del estrés y de hábitos urbanos poco saludables.

Aquí estoy en la zona recreativa de Chío. El atardecer es una combinación de colores, tonos, matices que forman una verdadera obra de arte en el cielo, contrastando con la belleza de los pinos.

Aquí en la isla, cuando se unen la calima, el viento y el atardecer, surgen paisajes increíbles.
El polvo sahariano en suspensión produce un velo sobre el sol y un color naranja al horizonte.

Nada mas relajante que un baño en un jacuzzi natural en pleno océano atlántico.
Una terapia de paz y que ayuda olvidar lo malo. 
Bendita agua, bendito océano.

Gratitud.
En realidad, cuando eres agradecido estás diciendo al universo que mereces más cosas buenas y él te las da. 

Así de simple.

Por más difícil que parezca subir una montaña,
es desde la cumbre que se contemplan los paisajes más impresionantes.

arte cósmica

Me detuve a mirar de cerca esta obra de arte en espiral tejida por una criatura minúscula.
Una tela de estructura cósmica, invisible.
Hilos de seda trazados a la perfección.
La bauticé como la tela de Indra, o la red de Indra, por su semejanza al universo holográfico.
Una tela-araña que se extiende en todas las dimensiones, formada por gotas de rocío.
En cada gota hay el reflejo de todas las gotas, infinitamente.

Rincones de paz

La naturaleza nos ayuda a estabilizar la energía y la montaña esta impregnada de buenos fluidos.

Así que lo mejor es respirar hondo, caminar de espacio, hablar menos y observar más.